jueves, 12 de marzo de 2009

TEMA PARA EL SABADO 21-03-2009

 

EL REINO DE DIOS

LAS BIENAVENTURANZAS

 

LECTURAS:

Mc 1, 21-31

Mc 1, 40-45

Mc 2, 1-17

Mc 2, 23-28

Mc 3, 1-6

Lc 7, 21-23

Mt 5, 1-12

 

EL SERMON DEL MONTE

 

Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Otros aspectos mencionados por Jesús en estas palabras fueron:

-         La sal de la tierra

-         La luz del mundo

-         La ley

-         La ira

-         El adulterio

-         El divorcio

-         Los juramentos

-         El amor hacia los enemigos

-         La limosna

-         La oración:

 

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Y no nos dejes caer  en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

 

 

- El ayuno

- Tesoros en el cielo

- La lámpara del cuerpo

- Dios y las riquezas

- El afán y la ansiedad

- El juzgar a los demás

- La oración, y la regla de oro

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?, ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

 

- La puerta estrecha

- Por sus frutos los conoceréis

- Nunca os conocí

- Los dos cimientos

 

Para reflexionar:

 

¿Qué es el reino de Dios?

¿Para quién es el reino de Dios?

¿Qué nos exige Jesús para quienes quieren seguirle?

¿Cuál es la buena noticia?

¿Qué son las Bienaventuranzas?

 

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